Battojutsu: kata y escuelas
En el mundo del battojutsu, kata es un término de uso común, ya que se usa para entrenar de forma individual. Dependiendo de las escuelas que enseñan el camino de este arte marcial, podrían existir diferentes variaciones.
El practicante de battojutsu realiza movimientos previamente establecidos que representan las reacciones del adversario. Así pues, se visualizan escenarios y se reacciona acorde a los actos.
Battojutsu: kata
Como bien hemos dicho, la kata en battojutsu es la que nos permite ejercitar el arte marcial representando reacciones de los adversarios. Para ello, se desempeñan acciones que simulan momentos y situaciones varias de pie, sentados, caminando en diversas direcciones, contra uno o varios rivales, en preparación para un combate, tras ser sorprendidos, sorprendiendo, etc.
Battojutsu: escuelas
Existen también diversas escuelas de battojutsu según su forma de entender la efectividad combativa de la práctica. Recordemos que aquí se implican factores como la focalización y el distanciamiento, de ahí que cada escuela o movimiento tenga su propia interpretación de este arte marcial:
- Shinmei Muso Ryu Battojutsu: perteneciente a la vieja escuela, fue fundada por Hayashizaki Jinsuke.
- Sekiguchi Ryu Battojutsu: también de la vieja escuela, fue fundada por Sekiguchi Ujinari.
- Toyama-ryu: esta es una de las consideradas como escuelas modernas, y es la que utiliza el ejército japonés. Aunque no tiene un fundador específico, tomó 5 katas de Nakayama Hakudo.
- Nakamura-ryu: esta escuela, también moderna, pues data de mediados del siglo XX, fue fundada por Nakamura Taizaburo.
- Zen Nihon Batto Do Renmei: también conocida como ZNBDR, fue creada por Nakamura Taizaburo también. en este caso se practican ocho Chuden Seitei Kata y cinco Shoden Seitei.
Deseamos que esta información te ayude a conocer mejor el Battojutsu, sus katas y sus escuelas. Si este es el arte marcial que has decidido practicar, disfruta del camino maravilloso y lleno de sabiduría que te espera por delante.
Imagen cortesía de Marco Crupi