La filosofía tras la práctica del aikido

Conozcamos la filosofía que se esconde tras la práctica del aikido. Hablamos de un arte marcial basada en la autodefensa que pretende transformar y naturalizar acciones agresivas mediante la neutralización. Para ello, se marca una danza de gran belleza gracias a sus movimientos circulares y armónicos.

Descubre la filosofía tras la práctica del aikido

Los orígenes del aikido no son muy antiguos, aunque su carácter ciertamente secreto se hunde en técnicas de combate muy arcanos, incorporadas a la tradición japonesa, que vinieron de la mano de largos estudios del Maestro Morihei Ueshiba, una verdadera leyenda en este campo.

En cualquier caso, se puede definir el aikido como una especie de meditación en movimiento. Y es que su filosofía se centra en gran medida en la búsqueda del bienestar de cuerpo y de mente.

Además de técnicas, que en este caso incluyen agarres, torsiones, caídas y estiramientos musculares, también se cuida mucho la respiración. Y es que todo nuestro organismo, desde el sistema respiratorio hasta el cardio-circulatorio se van a beneficiar de la práctica del aikido.

Todo ello va a procurar que nos guiemos por principios de bienestar, de disciplina, basándonos en leyes naturales que nos invitan a respetar el orden del universo. Así pues, nuestra actitud y nuestra voluntad serán siempre poderosas, mejorando el respeto propio, la ayuda a los demás, la poca agresividad en nuestra forma de proceder, sin competitividad mal entendida.

En el aikido no existe el enemigo. El camino del Budo es espiritual, por lo que no existen los adversarios. Por tanto, esta ruta se encara para tener un universo dentro del alma, o sea, convertirse en un universo en sí mismo.

Si se ataca, se rompe la armonía universal. Por eso, estas artes marciales se centran en la idea de resistir, de tener un corazón abierto, un alma pura, sin espacio para el daño y el dolor, solo buscando la propia voluntad y el amor más íntimo.

Imagen cortesía de Sigurd Rage