Las armas del ninja tradicional. Parte 1

Hoy vamos a descubrir las armas del ninja tradicional. Sin embargo, dado que estos luchadores especializados en el subterfugio y la fantasmagoría eran profundamente versátiles, la cantidad de armamento que utilizaban era enorme.

Armas del ninja tradicional

Comenzamos pues con esta primera parte del listado de las armas tradicionales que usaban los ninjas:

- Bokken: la espada de madera que todo ninja usaba para el entrenamiento.

- Shinobiken o Ninjato: esta es la espada con filo del ninja, que, si bien antaño era improvisada, su eficiencia se multiplicaba con la habilidad del usuario.

- Kaginawa: un gancho sujeto a una cuerda. Era la herramienta que el ninja usaba para escalar, aunque se convertía en un arma en caso de ser necesario.

- Tekken: anillos con puntas metálicas que usaban como factor sorpresa en el combate, ya que pasaban desapercibidos.

- Kanawa: aros de hierro o acero afilado de un solo lado como empuñadura.

- Tekkokagi: una especie de garra especialmente efectiva en el combate corto. Es una especie de manopla con varias láminas de acero afiladas. A veces se envenenaban sus puntas.

- Manjito: unas tijeras muy parecidas a las de jardinería, con mangos anchos, que servían al ninja para dominar el combate en diversas distancias.

- Kusarigama: esta arma es una especie de hoz como cadena capaz de enredar al enemigo para un ataque fulgurante y demoledor de forma instantánea.

- Shurikens: en este apartado podemos encontrar diversas versiones, según su forma y finalidad. Es decir, más allá de las populares estrellas ninja, encontramos los shakens, de solo 4 puntas, el Bo shuriken, barra de metal afilada para pinchar y aturdir, el Hira shuriken, unas cuchillas de puntas múltiples, etc.

- Shuko: unas garras adicionales de ninja que servían tanto para la lucha como para escalar todo tipo de superficies.

Hasta aquí esta primera parte. No te pierdas nuestras entradas, pronto seguiremos conociendo las armas del ninjutsu y su peligrosa utilidad.

Imagen cortesía de M. Disdero