Las palabras de los samuráis – Episodio 8
Mōri Motonari y la enseñanza de las tres flechas
En el segundo episodio de esta serie ya nos habíamos encontrado con la figura de Mōri Motonari, uno de los estrategas más hábiles del periodo Sengoku. En aquella ocasión anticipamos que volveríamos sobre uno de los episodios más emblemáticos asociados a su nombre: la enseñanza de las tres flechas. En esta octava entrega, profundizamos en la célebre lección con la que Motonari transmitió a sus hijos un principio tan simple como fundamental: la unión hace la fuerza. Detrás de este gesto simbólico se esconde una reflexión atemporal sobre el valor de la cohesión, tan esencial en las guerras del pasado como en los desafíos de la sociedad contemporánea.
La unión hace la fuerza: una lección desde el Japón feudal
La familia Mōri fue originalmente un pequeño señor local que gobernaba una parte de la provincia de Aki (en la actual parte occidental de la prefectura de Hiroshima).
Mōri Motonari se colocó bajo el ala del poderoso clan Ōuchi, que dominaba la región de Chūgoku, y logró repeler a los Amago, rivales de los Ōuchi, durante la Batalla de Koriyama. Esta batalla marcó el inicio de su expansión, que culminó con el dominio de diez provincias de la región.
Una de sus frases más célebres es:
“Una sola flecha se rompe fácilmente. Pero si unes varias en un solo haz, será difícil romperlas. Debéis aprender de esto y permanecer unidos con un solo corazón.”
Estas palabras aparecen en la anécdota conocida como La enseñanza de las tres flechas (Mitsuya no Oshie), en la que Motonari entregó a cada uno de sus tres hijos —el primogénito Mōri Takamoto, el segundo hijo Kikkawa Motoharu y el tercero Kobayakawa Takakage— una flecha para demostrar lo frágil que es por sí sola, y tres juntas para mostrar la fuerza de la unidad.
Aunque la anécdota es considerada una invención del período Edo, se cree que su origen proviene de una carta didáctica real llamada 「三子教訓状」(Sanko Kyōkunjō, Carta de Instrucción a los Tres Hijos), en la que Motonari exhortaba a sus tres hijos a colaborar entre ellos para fortalecer la casa Mōri.
Detrás de la aparente simplicidad de la anécdota de las tres flechas se esconde un mensaje fundamental para todas las épocas: la unidad es más poderosa que la suma de las partes.
Ya sea en una familia, un clan o una nación, Mōri Motonari nos recuerda que solo a través de la solidaridad y la unidad de propósito se pueden superar los desafíos más grandes.
Una advertencia que, hoy como ayer, no ha perdido ni su fuerza ni su verdad.