Las palabras de los samuráis - Episodio 9
Una frase inusual para esta sección.
La cita de esta semana se distingue de las anteriores por dos razones: no fue pronunciada por un samurái y pertenece a la categoría de los jisei (辞世), frases o composiciones pronunciadas en el lecho de muerte.
Sin embargo, por su fuerza y lucidez, el jisei de Ishikawa Goemon, legendario ladrón que vivió al final del periodo Sengoku, refleja una determinación y una conciencia de su destino que nada tienen que envidiar al espíritu de los bushi.
Ishikawa Goemon (?-1594) fue una figura histórica real.
Aunque hoy es recordado principalmente como un “ladrón noble” al estilo de Robin Hood, las fuentes históricas nos ofrecen un retrato más ambiguo: Goemon fue, con toda probabilidad, un forajido astuto, hábil y temido.
Su tumba se encuentra en el templo Daiunin de Kioto, donde recibió un sorprendente nombre póstumo de alto rango: Yūsen’in Ryōgaku Jukan Zenjōmon. Un tributo quizás vinculado a la fuerza del mito que se creó en torno a su figura.
El jisei de Ishikawa Goemon: cuando un forajido muere con palabras de samurái
«Aunque se agoten los granos de arena en las playas de Ishikawa y Hama, jamás desaparecerá la estirpe de los ladrones en el mundo.
Una frase de desafío y conciencia, tradicionalmente atribuida a él, que subraya cómo la transgresión ha formado parte del alma humana desde siempre.
Las fuentes históricas sobre su vida son fragmentarias y a menudo se entrelazan con la leyenda.
Una de las imágenes más célebres de Goemon procede del kabuki Sanmon Gosan no Kiri, donde el personaje, con su pipa en la mano, observa los cerezos en flor desde la puerta del templo Nanzen-ji y proclama:
«¡Qué espectáculo! ¡Qué espectáculo! Una tarde primaveral vale mil ryō? ¡Qué miseria!
En esta representación, Goemon desafía a Toyotomi Hideyoshi y encarna el espíritu rebelde tan querido por el público popular.
Existen muchas teorías sobre su origen: algunas dicen que era un noble caído de la provincia de Tango, otras que fue un antiguo ninja de la escuela Iga, desertor tras un romance prohibido. Ninguna teoría ha sido confirmada históricamente.
La imagen del “justiciero de los pobres” pertenece más al mundo de la literatura y el teatro del periodo Edo que a la realidad documentada.
Según fuentes de la época, Goemon aprovechó la ausencia temporal de tropas durante las campañas militares de Hideyoshi para saquear zonas urbanas.
Su nombre también aparece en una oscura conspiración: se cuenta que Toyotomi Hidetsugu, sobrino y heredero designado de Hideyoshi, habría encargado a Goemon asesinar a su tío para derrocarlo. El complot fracasó y toda la red fue descubierta.
Por el intento de asesinato, Hideyoshi mandó ejecutar a Goemon junto con su madre y su hijo en la plaza pública de Sanjōgawara en Kioto, transformando el castigo en un espectáculo para la multitud.
La condena ejemplar contribuyó a consolidar la leyenda del hombre que se atrevió a desafiar al poder supremo de su tiempo.
Goemon hoy: entre cultura popular y memoria colectiva
A pesar de su trágico final, el nombre de Ishikawa Goemon ha sobrevivido a los siglos, convirtiéndose en leyenda.
Además del teatro clásico, inspiró a personajes icónicos de la cultura pop japonesa como Goemon Ishikawa XIII, el silencioso espadachín de la serie Lupin III.
Vestido con ropa tradicional y armado con una letal shirasaya, este personaje encarna la herencia ideal de un samurái fuera del tiempo: elegante, decidido y fiel a su propio código.
En él revive, bajo nuevas formas, la figura de Goemon: un rebelde, quizá un héroe, sin duda un símbolo.